Gustavo, guardián del cacao y la vainilla del Pacífico

En Tropical Spice creemos que cada mezcla es un viaje por la biodiversidad de Colombia. Detrás de cada especia y cada infusión que llega a tu mesa, hay familias agricultoras que cuidan la tierra y mantienen vivas tradiciones únicas. Esta vez queremos llevarte al Pacífico, hasta la vereda de Robles en Tumaco, para conocer a Gustavo: un cultivador que ha hecho del cacao y la vainilla su legado y su pasión.

Entre cacao, vainilla y selva pacífica

Llegar a los cultivos de Gustavo es toda una experiencia: desde Tumaco se toma un carro durante más de una hora hasta internarse en la vereda de Robles, rodeada de selva húmeda y sonidos de mar. Allí, en medio de árboles de ylang ylang, borojó, arazá, pipilongo y palmas de coco, conviven los dos grandes tesoros que él cultiva: el cacao y la vainilla nativa del Pacífico.

Vainas de vainilla

El cacao de Tumaco es reconocido a nivel mundial por su calidad y sabor, y Gustavo hace parte de esa tradición que ha posicionado a la región como productora de uno de los mejores granos del país. Pero además, él decidió rescatar la vainilla, una planta que crece enredada naturalmente en los árboles y que en esta zona tiene un aroma intenso, embriagante y único.

La magia de la vainilla

En Tumaco, la vainilla no se poliniza de manera manual. Aquí, como dice Gustavo, todo lo hace “la mosca”: un pequeño insecto que se encarga de mantener el ciclo natural de la planta. Por eso, las vainas que nacen en este ecosistema tienen un carácter irrepetible, imposible de copiar en otro lugar del mundo.

Varias familias de la vereda aportan sus vainas frescas, y Gustavo se encarga del proceso de curado, que dura alrededor de seis meses. Es un trabajo paciente, artesanal y lleno de dedicación, que explica por qué la vainilla está entre las especias más valiosas del planeta.

Su conexión con esta planta nació de un recuerdo. En un viaje a Francia, Gustavo probó una vainilla que lo transportó a su infancia: un déjà vu olfativo que lo llevó a reconocer un aroma familiar. Comprendió entonces que la vainilla había estado siempre en su entorno, aunque antes no se cultivara ni valorara como ahora. Desde ese momento, decidió buscarla en la selva de Tumaco hasta convertirla en el corazón de su proyecto.

Hospitalidad del Pacífico

Visitar a Gustavo es conocer más que cultivos: es vivir la cultura pacífica en su máxima expresión. Cada regreso de la finca termina en su casa, donde su esposa nos recibe con un banquete lleno de sabor: piangua, toyo y otras delicias del mar preparadas con ese sazón inconfundible del Pacífico.

Además, tuvimos la oportunidad de visitar la organización CortePaz y descubrir de cerca el proceso del cacao, un grano que confirma por qué Tumaco es tierra de sabores profundos y memorables.

Lo que representa Gustavo para Tropical Spice

La historia de Gustavo es la prueba de que los cultivos no solo nacen de la tierra, sino también de la memoria y la pasión de quienes los cuidan. Su cacao y su vainilla nos inspiran a seguir llevando a tu mesa la biodiversidad del país, con mezclas auténticas y responsables.

En cada sorbo y en cada plato, están las manos de agricultores como él, guardianes de la biodiversidad del Pacífico colombiano.

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